El Mechanus

Shambala mira a la muchacha de agua con curiosidad. Después su expresión se vuelve seria, casi hostil, y empieza a rascarse en la nuca con la pata trasera. En su frustrado intento de acabar con el picor cae de espaldas y se vuelve a levantar mirando con sorpresa a todos lados como si una mano invisible la hubiese echo caer al suelo.
Frente a la joven de agua, hay una fiera de varias toneladas echa de puro fuego, enseñando una sonrisa completamente llena de afilados dientes y con la lengua fuera. Su saliva crepita al chocar contra el suelo.
Es en ese momento en el que repara en el mal estado del suelo, cosa que no le extraña una vez vistos los ocupantes del lugar.
La salamandra bosteza y se tumba enfrente de ella a una distancia prudencial, donde el fuego no le molesta demasiado, echa las orejas hacia atrás y la mira con una cierta expresión de pena, como un perro que quiere saludar a su am pero las cadenas se lo impiden.
Su cuerpo es poderoso, su fuego vivo y caliente, y sus ojos denotan una elevada inteligencia. Es una criatura majestuosa y al mismo tiempo fascinante. Aunque la joven intuye un gran peligro.

por cierto que a continuacion de eso podeis postear cualkiera de los dos

En ese momento al ver la reacción de Hydria ante la actitud despreocupada y sumisa de Shambala solo me causa gracia y dejo escapar con un poco de sarcasmo -No es un poco exagerada tu reacción? Jajajaja!-.

Me acerco a Shambala y para saludarle, me tumbo de piernas cruzadas al lado de ella y mientras le sobo la cabeza le digo -Jajajaja! Que buen susto le has pegado a Hydria, tienes que dejar de hacer esas cosas Jajaja!.-

-Ella es Shambala mi Salamandra de Fuego, es muy dócil, tranquila que no te ara daño, ha estado conmigo desde siempre y hemos crecido juntos desde entonces. Es muy buena con la gente, pero no te recomiendo acercarte, si mi calor corporal te afecto el de ella podría hacerte daño- Le doy una sonrisa a Hydria y me doy cuenta de que esta muy incomoda con su presencia. -Shambala es mejor que te vayas, gracias por venir, a Hydria le hace daño el calo y contigo aquí la temperatura de la habitación subirá rápidamente y no queremos hacerle daño verdad?- En ese momento Shambala volteo la mirada hacia mi como asintiendo a mi afirmación, miró nuevamente a Hydria y de un fogonazo desapareció.

En ese momento me levanto del suelo y mientras camino nuevamente detrás del mostrador le digo a Hydria -Tranquila ya puedes levantarte, el "peligro" ya se ha ido. Esa es mi salamandra de fuego, no se si es la que estés buscando pero es la única que conozco, con respecto a la espada no se de que espada me hablas, no poseo ninguna espada con esas características así que con eso no puedo ayudarte. Por las puertas no te preocupes, no creo que venga alguien así que habla con confianza- No estaba muy seguro de que quería decirme pero si era relacionado a mi pasado o tenia que ver con Shambala y la espada estaba dispuesto a escucharla.

(Chicos disculpen la tardanza, estoy en una finca y aquí es difícil la comunicación... Hago lo que puedo... Se les quiere )

Poco a poco dejo de temblar, al ver que realmente no pretenden hacerme daño. Pero mi cara sigue siendo seria al mirar a Shalazar.
- ¿De verdad crees que mi reacción es exagerada? ¿Y cómo reaccionarías tu si por ejemplo pensaras que alguien intenta tirarte a un lago con agua? Me he asustado, el fuego es peligroso para mí, ni siquiera debería estar aquí contigo.

Tomo un poco de aire para intentar relajarme.
<<Auriss hubiera sido más valiente y estoy casi segura de que es él a quien busco. Puede que no tenga la espada... pero lo demás bien puede ajustarse a su historia. Tal vez si le doy algo más de información pueda obtener algo más de él>>
- Agradezco que me hayas enseñado a Shambala y también que le hayas pedido que se vaya. No te preocupes, yo tampoco he venido a dañarte, sino a pedirte algo en caso de que seas quien yo pienso que eres. Necesito cerrar la puerta, espero que de verdad no te moleste.

Sin quitar la vista de Shalazar me voy hacia la puerta que da al exterior y trato de cerrarla bien con el pasador. Luego me pongo a una distancia media, no demasiado cerca de Shalazar.

- Te voy a ser tan sincera como creo que puedo serlo. Busco al hijo del sultán Abdul, el rey de los elementales de fuego. Auriss y yo llevamos mucho tiempo buscandolo. Hasta ahora todo mi empeño ha resultado inutil, pero hace poco conseguí hablar con alguien que pudo darme una dirección a seguir. Alguien que estaba presente el día en el que el principe desapareció. Me habló de una disputa entre los elementales de agua y los de fuego que acabó en una terrible batalla. El príncipe Talid, el hermano del sultán, sugirió al sultán Abdul dirigir su ejército desde una colina para tener mejor vista. También estaba allí su consejero, un tipo alto de complexión delgada con una túnica azul oscuro, llamado Almanzor. Hablaron algo relacionado con una princesa a la que habían encerrado. Parecía una conspiración. Entonces Almanzor se quitó la máscara, dejando ver que era un elemental de agua. Los soldados fueron a atacarle pero de repente los cubrió una nube negra. El sultán que iba acompañado por su hijo, lo bajó del caballo hasta el suelo y con su espada fue a enfrentarse a su hermano a quien acusó de traidor. Le preguntó a Talid qué le había ofrecido al elemental de agua por ayudarle con la traición. Talid dijo que no podía ofrecerle nada a un ser que lo tiene todo y que en todo caso lo que quería era lo que el sultán tenía. Los soldados atrapados en la nube empezaron a morir de forma horrible. Entonces el sultán cargó contra su hermano, pero Almanzor hizo que la nube negra fuera a por el sultán. Su caballo de fuego salió por los aires reventado y él voló en la otra dirección. Cuando cayó a tierra estaba muerto.

Hago una pequeña pausa en mi relato y bajo la mirada.

- La espada del sultán había caido cerca del pequeño príncipe. Almanzor se acercó al cadaver de Abdul y puso su mano sobre él. En ese momento un torrente de fuego salió del cadaver hacia su mano y su mano cambió, volviendose una mano de fuego. Entre tanto el príncipe que era tan sólo un niño pequeño, había arrastrado la espada de su padre hasta una cornisa. Almanzor se dió cuenta y le pidió que le entregara la espada y el niño no quiso moverse. Entonces el consejero del sultán intentó hacer otro encantamiento y el chico gritó. De la nada apareció una salamandra de fuego pequeña, que mordió en la oreja a Almanzor. Por lo que sé ambos resultaron heridos. El consejero amenazó al príncipe y éste tiró la espada por el precipicio, para después arrojarse él junto con la salamandra. Todos pensaron que el príncipe murió al caer. Buscaron la espada pero nunca la encontraron, ni tampoco al príncipe. No puedo decirte quien me lo contó, puesto que no deseo perjudicarle. Voy a darte otro voto de confianza. Esa persona también me habló de la espada. Su funda es negra también y en la hoja tiene grabados en plata blanca los nombres de los anteriores sultanes del fuego. Dijo... que estaba forjada en acero abyssal y que sólo el verdadero sultán puede empuñarla. Quizá no tengas esa espada pero tu historia bien podría ser esa.

(Uff... No creo que postee hoy pues tengo que pensarme bien como reaccionar... tengo ya 2 horas con el post abierto y no he escrito nada... Jajaja... Quizá postee mas tarde, sino mañana XDDD Lo siento...)

jajajjajaja no pasa nada jajajjajaa

Tyl sé que te he derretido el cerebro con mi post y que necesitass tiempo para pensartelo ¡¡¡pero postea!!! Jajajajaja.

La historia de Hydria podría tener sentido, algunas cosas concordaban como el hecho de que mi padre no pudo levantar la espada o de que Shambala estuviese conmigo el día que mi padre me encontró, además, sabia con detalle como era la espada -Jah! Confianza... Para que? Que ganas con contarme esta historia? y Por qué podría interesarme algo de lo que estés diciendo ahora mismo?- Estaba un poco molesti, la historia me perturbo bastante, aunque fuese mentira, como es que habían tantas coincidencias?. Su historia no me hacia confiar en ella, al contrario, si bien quería tenerla cerca siempre instintivamente, mi razón gritaba desesperadamente "ALEJATE DE ELLA" y llenaba todo mi ser de dudas y desconfianza.

-No creo ser quien buscas, y lo siento pero no puedo ayudarte. si quieres las dagas puedes llevártelas sin cargo alguno, solo quiero que te vayas- Esas palabras salieron de mi boca en un tono suave y solemne casi sin pensar mientras me sentaba en una de las sillas detrás del mostrador, mi cara llena se lleno de preocupación y mi corazón de tristeza y rabia. <<Esa no puede ser mi historia, como es que no puedo recordar nada, MALDICIÓN!>> ese pensamiento se repetía una y otra vez en mi cabeza, no podía evitar que de mis ojos salieran "lagrimas", no recordaba cuando fue la ultima vez que lloré ni el por que, pero estaba allí sentado con la cabeza gacha llorando sin saber el motivo y quizá por una historia sin tener la certeza de que fuese cierta y sin conocer a los protagonistas de la misma.

Eran tantos las sensaciones y sentimientos nuevos que esta chica generaba en mi que era casi irreal, tenia el poder de manipular a su antojo mis emociones y era algo abrumador, quizá fue eso lo que mas me afecto de todo esto, el darme cuenta de que tenia tanto poder sobre mi, jamás me había sentido tan indefenso en mi vida, jamas tan vulnerable...

Era evidente que estaba afectado por lo que ella me había contado y perdí un poco la noción de la realidad para sumergirme en un pensamiento que se repetía en mi mente una y otra vez, no se que paso pero por unos segundos el silencio se apodero de la habitación, pero rompí el silencio solo para decir -Toma las dagas y por favor vete- en ese momento no quería escuchar nada más, solo quería estar solo.

Espero pacientemente a que Shalazar termine de desahogarse, mientras permanezco de pie en la misma posición intentando aparentar y transmitir serenidad.
- Sé que estás lleno de dudas Shalazar y que deseas que me vaya. Pero no puedo hacer eso. Hay demasiadas cosas que dependen de ti y de mi. Me preguntas por qué te cuento todo esto. Talid es mi enemigo y tu tienes derecho a que se haga justicia para tí y para tu padre. Por tu reacción creo que sabes que esa historia es cierta. Que niegues o no creas ser el hijo del sultán, no hace que dejes de serlo. Ojalá fuera tan fácil. Lo único que lograrás de ese modo es dar la espalda a un padre que también te quiso y que te cuidó hasta donde pudo. He intentado decirtelo de modo que poco a poco lo fueras entendiendo. El niño que he mencionado antes, el pequeño príncipe del fuego, cuando llamó a su salamandra... ¿sabes que nombre gritó? ¡Shambala!.Yo sé que eres tu. Si no me crees podemos ir a ver al elemental que me contó la historia. Tal vez así no tengas más dudas. Te doy mi palabra de que no te sucederá nada durante el viaje y de que tampoco pretendo hacerte ningún daño.

Podía confiar plenamente en las palabras de Hydria, sus palabras eran como rayos de sol en una mañana de primavera, llenos de dicha y esperanza, llenos de ternura y felicidad. Quizá en ese momento mi percepción estaba confusa o simplemente era un corazón, que nublado por la desesperación, pedía a gritos una salida a todo el sufrimiento por el que atravesaba. Solo quise imaginar que sus palabras eran sinceras...

En ese momento levanto mi cara y la miro, con ojos llorosos pero expresando gratitud y fascinación hacia ella acompañada por una sonrisa tranquila y dócil, <<No la recordaba tan bella>> ese pensamiento se quedo en mi mente por unos segundos y no pude evitar sentir culpa por haber apartado de mi aunque sea por un momento el sentimiento que ella generaba en mi.

-Debo mostrarte algo, por favor espera aquí- Me levante de la silla sin decir nada mas y mi fui a la forja donde había dejado la espada, me las arregle para que mi padre y mi madre no me vieran cuando fui a buscarla, aun era muy pesada, pero pude llegar donde estaba Hydria. La espada estaba envuelta, la puse en el suelo y dije -Espero que esto concluya tu búsqueda- devele el paquete dejando la espada al descubierto, la saque de su funda y las puse una al lado de la otra sobre la manta que las cubría, me separe un poco de la espada para que Hydria pudiese acercarse sin que mi calor le afectase mientras le decía -Anda acercate, dime si es lo que buscas-

Mientras espero a Shalazar, echo una ojeada rápida por la ventana, pero la calle sigue tranquila y tampoco hay rastro de Auriss a quien busco con cierta obsesión. Al volver a oir la puerta me giro para ver como Shalazar vuelve con algo al parecer tremendamente pesado entre sus manos y lo deposita en el suelo.
Observo con curiosidad cómo Shalazar desenvuelve una espada, la saca de su funda y se retira, dándome permiso para acercarme.
Avanzo hacia la espada lentamente tratando de disimular la increíble excitación que siento en ese momento.
Me paro frente a la espada y la miro con detenimiento. Intento levantarla pero pese a utilizar toda mi fuerza física no consigo que se mueva lo más mínimo. Después vuelvo a separarme de la espada dejando una distancia prudencial de nuevo.

- Ésta es verdaderamente la espada que busco. Hamman, el soldado de tu padre, no mentía. Has hecho bien en ocultarla todo este tiempo. Te agradezco que hayas confiado en mí y que me la hayas enseñado. Es más voy a devolverte esa confianza que me has brindado. Te diré algo que pocos saben y que al igual que esa espada sólo debe salir a la luz en el momento oportuno.

Hago una pequeña pausa y respiro hondo tratando de calmarme, mientras  recojo las dagas sin perder de vista al elemental de fuego.

- Me preguntaste de donde venía y no te respondí. Verás príncipe Shalazar., nací en el palacio del agua  y mi verdadero nombre no es Hydria, soy Aquaris. Utilizo el nombre de Hydria para ocultarme pues soy la princesa elemental del agua. Nadie excepto Auriss mi protector y Hamman saben que sigo viva-.

La conversación vuelve a traerme recuerdos tristes y  bajo la cabeza , dejando mi cara semi oculta por la capucha de mi capa ya que presiento que comienzan a reflejarse en mi rostro y no deseo compartirlos con él.

-Juntos podemos derrocar a Talid y hacer justicia. ¿Me ayudarás?

<<Derrocar a Talid? Hacer justicia?>> Para mi en ese momento eran ideas realmente alocadas, yo solo era un simple herrero, no había tenido un solo entrenamiento de combate en todos estos años y no creo que con mi fuerza actual pudiese ser de utilidad, sin embargo, no podía negarme a una petición de Aquaris por muy loca que sonara, sentía la necesidad de hacer lo que fuese por ella aunque pusiera en riesgo mi propia vida.

-Princesa Aquaris, es un placer conocerla realmente. Para mi seria un honor ayudarle ya que después de conocerla, pude saber quien era yo realmente, podría decirse que hoy es el día de mi renacimiento. Pero no me mal interprete, aunque ahora se que soy un príncipe no me siento como tal, así que por favor obviemos ese titulo pues no he hecho nada para merecerlo.-

Le doy la espalda a Aquaris y me dispongo a guardar la espada en su funda y a envolverla justo como estaba cuando la traje -Lo que me propone es algo verdaderamente difícil, teniendo en cuenta que apenas me entero hoy de todo esto y que en todos estos años no he tenido ningún entrenamiento de combate, la ayuda que podría dar solo se limita a el hecho de decir que soy el príncipe y que poseo esa espada, espada que apenas puedo levantar y que apenas hoy me entere de su existencia.-

Cojo la espada del suelo ya envuelta y la pongo en el suelo detrás del mostrador, bajo mi temperatura corporal hasta el mínimo y me acerco a Aquaris hasta un punto donde no le afecte mi calor en lo absoluto -Espero que entienda que a pesar de las adversidades que este camino que tomaremos juntos pueda tener, acepto gustosamente, no por hacer justicia, no por recuperar un reino, la verdadera razón es por que mi corazón le pertenece...-

Al acercarse Shalazar, por una vez no retrocedo. Me retiro completamente la capucha azul de mi capa y le miro directamente. Durante un segundo en mi rostro se aprecia una mueca de desagrado, que desaparece rápidamente para dar paso a una máscara impenetrable, más mi voz suena curiosamente conciliadora.
- Principalmente no necesito más de vos que lo que me estais ofreciendo, vuestra presencia y vuestra espada. Del mismo modo espero que no sea necesario recurrir a las armas. Aunque todavía debo ultimar algunos detalles sobre nuestro proceder a partir de ahora. Supongo también vos debereis hablar de todo esto con vuestra familia más debeis aseguraros de que nada salga más allá-.
Miro fugazmente la puerta con ojos anhelantes deseando que Auriss estuviera ya allí, mas nadie llama ni hay señales de que haya alguien al otro lado.
- Tengo que irme ya. Debería esperar aquí pero ha pasado ya bastante rato y Auriss no ha vuelto. Si no hay contratiempos volveré pronto por aquí y hablaremos de nuevo. Y por si los hay... Auriss y yo nos hospedamos en la posada cerca de aquí. En esa dirección- digo señalando hacia la zona de la posada puesto que no conozco el nombre-. Pero recordad, una vez que salga por esa puerta, dejaré. de ser Aquaris y volveré a ser Hydria. ¿Os queda claro?

No sabia si ofrecerme a acompañarla o quedarme en casa, quería estar mas tiempo con ella pero tenia la obligación de hablar con mi familia, el viaje que estaba apunto de emprender era arriesgado pero yo solo estaba haciendo caso a lo que dictaba mi corazón.

-Tienes que irte? no estabas esperando a tu acompañante?- tenia la esperanza de que se quedara un poco mas pero podía entender su preocupación al ver que su acompañante no se presentaba. -La verdad es que no es buena idea que se vaya sola a estas horas de la noche, podría acompañarte si quieres- esas palabras salieron de mi boca sin pensarlo, era mas importante que hablara con mi padre pero al final, solo quería estar con ella.

Durante unos instantes mi expresión se vuelve pensativa.
- Habíamos quedado que le esperaría aquí, pero tal vez las cosas no hayan salido como habíamos previsto.
Vuelvo a ponerme la capucha azul sobre la cabeza, ocultando de nuevo mi rostro.
- Te agradezco que me acompañes Shalazar. Supongo que tendrás que hablar con tu padre para decirle que vas a salir. Te esperaré fuera junto a la puerta.
Me encamino hacia la salida, abro la puerta y salgo de la herrería sin alejarme demasiado.

Una vez que Hydria sale inmediatamente me dirijo a la cocina, y antes de que alguno pudiese pronunciar palabra les digo desde la puerta -Voy a salir, vuelvo en nada.- Salí corriendo hacia la puerta mientras que en fondo escuchaba a mi madre que me decía "Shalazar espera", no le hice caso y salí.

Mientras cerraba la puerta, dije -Ya estoy, hacia donde me decías que...- pero una vez voltee hacia donde estaba ella me sorprendió lo que vi. Ya estaba tarde y la luz de las calles era tenue, una luna clara y un sin fin de estrellas adornaban el cielo nocturno, y frente a mi, una silueta esbelta cubierta por un manto azul que hacían brillar bajo él, dos ojos de un azul tan profundo que por instantes te hacían perder en ellos. Por un momento quede sin habla y mi corazón volvía a acelerarse, "podría quedarme en ellos para siempre".

Inmediatamente recobre la compostura, aclare mi garganta y termine mi oración -Hacia donde quedaba la posada?- mientras sonreía.